Gabriel Faloppio

Gabriele Fallopius, fue nombrado catedrático de anatomía en Ferrara cuando tenía sólo veinticuatro años. Posteriormente enseñó en la Universidad de Pisa. En el momento de su muerte en 1562 era profesor de anatomía, cirugía y botánica en Padua. Hizo muchos descubrimientos importantes en anatomía, más particularmente en relación con la osteología fetal y la distribución de los vasos sanguíneos. Su trabajo en este último departamento es aún más notable por el hecho de que se realizó en una época en la que el arte de inyectar algún material opaco en los vasos sanguíneos era desconocido en Italia. Su nombre se ha perpetuado en relación con la trompa de Falopio. Como hombre, Fallopius era muy querido por su disposición amable y su ausencia de vanidad. El único tratado que publicó fue el titulado “ Observationes anatomicae ”, Venecia, 1561 

Gabriele Fallopius o Falopio, nació en Módena, Italia, en 1523, en el seno de una modesta familia. Por su temprana vocación religiosa y precaria situación económica abrazó el sacerdocio católico, llegando a ser canónigo de la catedral de Módena. Falleció el 9 de octubre de 1562, en Padua.

Sus estudios de medicina los comenzó en su ciudad natal bajo la dirección de Niccolo Machella, quien le permitió diseccionar el cadáver de una mujer ajusticiada, la primera de muchas disecciones que realizo.
A la edad de 22 años actuó como maestro de Anatomía en Ferrara, una de las mejores escuelas de medicina europeas de la época, obteniendo el doctorado en 1547 bajo la dirección de Antonio Musa Brasavola. En 1548 se trasladó a Pisa, donde permaneció enseñando anatomía entre los años 1548 y 1551. Siendo acusado en esta ciudad por practicar ¡“vivisecciones”! humanas. Posteriormente ingresó a la prestigiosa Universidad de Padua como profesor de Cirugía, Anatomía y Botánica. En ella fue discípulo, amigo y sucesor de Andrés Vesalio, a quien sucedió en la Cátedra de Anatomía1

Resulta necesario hacer un paréntesis para explicar que es común confundir las trompas de Falopio ubicadas en el útero con la trompa de Eustaquio, ubicada en el oído medio, lo cual no es casual, teniendo en cuenta que Falopio no solo estudió los órganos sexuales de la mujer, el útero y las trompas, sino que estudió también los huesecillo del oído medio, la cóclea o “caracol” y los conductos semicirculares del oído interno, lo cual hace comprensible la confusión.

La fama de Falopio y Eustaquio proviene, en el caso de Falopio, de sus descripciones del ligamento inguinal, el conducto del nervio facial y la trompa uterina, que llevan su nombre. En el caso de Eustaquio por la trompa timpanofaríngea, y la válvula de la vena cava inferior del corazón. Conocida por el epónimo de Válvula de Eustaquio. La válvula es un remanente embrionario de la porción derecha del seno venoso, cuya función consiste en permitir el paso de sangre oxigenada desde la vena cava inferior, a la circulación sistémica. Fuente

Bartolomeo Eustaquio, nacido en San Severino, en la Marca de Ancona, a principios del siglo XVI, fue uno de los médicos más distinguidos de su época. Enseñó anatomía en la famosa Universidad de La Sapienza en Roma y dedicó mucho tiempo y reflexión a la preparación de una gran obra que llevaría el título “Sobre las disensiones y controversias relativas a la anatomía”; pero la muerte lo sorprendió antes de que pudiera completar esta tarea. Sin embargo, parece ser que en 1564, diez años antes de morir, publicó una obra más pequeña que contenía capítulos separados sobre los riñones, el órgano de la audición, los movimientos de la cabeza, la vena ácigos, la vena profunda del brazo y sobre ciertas cuestiones relacionadas con la osteología; e introdujo, como ilustraciones para el texto, ocho láminas en octavo. Estas láminas y otras treinta y ocho, que debían servir como ilustraciones para la gran obra, se completaron ya en el año 1552. El artista Pini, que hizo los dibujos que sirvieron como originales a partir de los cuales se hicieron las láminas, estaba relacionado en cierto grado con Eustaquio, y tras la muerte de este último las láminas de metal pasaron a ser suyas. Los cuadros eran propiedad de los Papas, pero no se supo nada más de ellos hasta que, a principios del siglo XVIII, los descubrió Lancisi, médico de cabecera del Papa, en posesión de los descendientes de Pini. Se publicaron por primera vez en 1714. Estas pinturas son fieles a la naturaleza, pero por su mérito artístico no son iguales a las que pertenecen al tratado publicado por Vesalio. El nombre de Eustaquio está permanentemente relacionado con el canal que conduce desde el tímpano a las fosas nasales: la trompa de Eustaquio.
Este gran anatomista merece un reconocimiento especial por los métodos experimentales que ideó y empleó en sus esfuerzos por obtener un mejor conocimiento de la anatomía y fisiología de los riñones. 

 

Dr. Albert H. Buck, «Historia de la Medicina» [§ 348-349-359]

Continuando con Falopio
Las innumerables disecciones de cadáveres humanos que realizó produjeron importantes hallazgos que fueron publicados en 1515 en su obra más conocida, «Observationes anatomicae». En ella hace comentarios sobre «De Fabrica Humani Corporis», la famosa obra de Andrés Vesalio. Aunque los comentarios que hace no presentan imágenes que ratifique sus opiniones, como presentan la obra de Vesalio, realmente ellos no constituyen una crítica viciada por la petulancia, simplemente señalaba los errores cometidos por su maestro y amigo. Su «Observaciones anatómicas» constituyó uno de los tratados de anatomía más influyentes del siglo XVI, presentando con exactitud y precisión la anatomía y  estructura de las trompas uterinas. Falopio comparó las trompas uterinas, que hoy llevan su nombre, con los zarcillos de parra y observó que «si se abren y estiran cuidadosamente los extremos de las trompas, forman algo así como la boca acampanada de una trompeta de bronce».  

“Ese delgado y estrecho pasaje seminal nace del cuerno del útero y es muy fino, pero cuando lo va abandonando se hace más ancho y se riza como las ramas de una vid hasta que llega al final, donde esas ramas encorvadas se desparraman, terminando en un final membranáceo de color rojizo. Este final está más cubierto y parece los flequillos de una ropa gastada y tiene una apertura amplia que siempre está cerrada por esos finales aflequillados que se juntan. Pero si se le abre con cuidado, parece una trompeta de bronce. Por esta forma, si reconsidera toda la estructura desde su porción uterina interna a su final, ha sido designada por mí como la trompeta (tuba) del útero.

De la obra publicada le envió un ejemplar a Vesalio, quien ese tiempo se encontraba en Madrid. Las referencias al «Divino Vesalius» y la cortesía de sus críticas movieron a éste a escribir una réplica amistosa con el título Anatomicarum Gabrielis Falloppii observationum examen (Examen de las observaciones anatómicas de Gabriel Falloppii), 1564. Aunque con poco valor científico porque ya Vesalio se encontraba alejado de las investigación anatómicas y carecía de los recursos necesarios para hacerlo, resulta interesante conocer cómo llegó a algunas conclusiones, admitiendo algunos errores y quejándose de la esterilidad científica de la corte real española de la época.

Conclusión
Las investigaciones anatómicas de Falopio trascendieron su vida, y como material de estudio, sus obras, como las de Vesalio, ocuparon un lugar en las aulas de entonces:
«Observationes anatomicae de humani corporis».(Observaciones Anatomicas del cuerpo humano) Venecia, 1561
«Anatome compendium» (Compendio de anatomía), 1571
«Opera genuina Omnia» (Todas las obras genuinas), 1581
«Crisis infragnti» (Una crisis de ruptura),
«De morbo gallico» (Sobre la enfermedad gallico). Un estudio sobre la sífilis.
«De partibus similaribus humani corporis» (De las partes similares del cuerpo humano), (1575)

En «Partibus similaribus humani corporis» (1575)
Publicó dos tratados sobre úlceras y tumores, un tratado sobre cirugía, y un comentario sobre el libro de Hipócrates acerca de las heridas de la cabeza.
Falopio mostró siempre interés en cualquier forma de terapia. Escribió un tratado sobre los baños y aguas termales, otro sobre purgas simples, y un tercero sobre la composición de las medicinas. Ninguno de esos trabajos, con excepción de «Observaciones anatómicas» (1561), fue publicado durante su vida. Lo que tenemos ahora son escritos tomados de los manuscritos que utilizó para sus clases, y de las notas tomadas por sus estudiantes publicadas en 1575.

En «Anatome compendium» de 1571
Secunda a Vesalius en sus críticas a los principios del anatomista griego Galeno, que habían estado vigentes durante más de mil quinientos años, con lo que jugó un papel fundamental en el desarrollo ulterior de la medicina renacentista, al centrar el objeto de estudio en la evidencia empírica más que en la mera asunción de principios y teorías heredados del pasado.

En «De morbo gallico»
Hace referencia a que, en uno de sus numerosos viajes por Europa, llegó a sus oídos la hipótesis de que la sífilis había sido importada por Colón durante sus viajes a las Indias Occidentales (América), donde la enfermedad parecía tener un carácter menos virulento, lo que le llevó a apuntar en sus escritos la noción moderna de inmunidad biológica.
Su tratado acerca de la sífilis en «De morbo gallico» es un maravilloso anticipo de lo que se considera a veces como lo más moderno en el tema. Creó y divulgo el primer preservativo masculino. Muy rústico aunque sería también un precursor del condón o profiláctico moderno, diseñó una vaina hecha de tripa de animal y lino, que se fijaba al pene con un lazo de color rosado. Un siglo después, el conde de Condom, médico personal del rey Carlos II de Inglaterra, perfeccionó el preservativo de Falloppio, utilizando como materia prima el intestino de cordero estirado que lubricó con aceite.