Carlos J. Finlay
Nació el 3 de diciembre de 1833 en Santamaria de Puerto Príncipe, Camagüey. La temprana infancia del futuro sabio cubano, hijo del médico escocés Edward Finlay Wilson1 y María Elisa Barres Bernard2, joven de origen francés nacida en Trinidad-Tobago, transcurrió entre La Habana y el cafetal adquirido por su padre en Alquizar, un poblado próximo a la capital cubana. Finlay Falleció el 20 de agosto de 1915, a los 81 años de edad, en La Habana. 3
Primeros estudios y obtención del Doctorado Médico
El periplo de los primeros estudios europeos del joven Finlay lo llevaron a Francia, Alemania, y circunstancialmente a Inglaterra. En 1844, teniendo solo once años llegó a París acompañado por su hermano mayor. Lamentablemente, los primeros años de su vida estudiantil fueron perturbados por problemas de salud y la agitación revolucionaria que convulsionaba la capital francesa. En 1846 tuvo que regresar a Cuba por un abrupto padecimiento neorologico conocido como «corea«. De regresó a París en 1848, la llamada Revolución de Febrero, o Revolución de 1848, le obligó a viajar por un corto tiempo a Londres. Finalmente inicio su educación secundaria en el Lycée de Rouen. En 1851 obtuvo su título de Bachiller en Artes. Regresó a La Habana para convalidarlo pero no pudo hacerlo porque las leyes españolas de la época no permitían revalidar los estudios adquiridos en Francia. Su próximo destino académico fue entonces Estados Unidos. En 1853 comenzó sus estudios de medicina en el Jefferson Medical College de Filadelfia, actualmente Thomas Jefferson University. En este centro de estudios conoció al Dr. John Kearsley Mitchell, quien había propuesto la teoría parasitaria de las enfermedades. Su doctorado médico lo obtuvo en 1855, a la edad de 22 años. Antes de que abandonara Filadelfia, el hijo de Kearsley, el Dr. Silas Weir Mitchell, su preceptor, consejero y amigo, le había aconsejado que se estableciera en New York, pero Finlay decidió regresar a Cuba. Antes de partir, el Dr. Silas le obsequió un microscopio binocular que por mucho tiempo utilizaría en sus futuras investigaciones.

Inicios de la vida profesional
Al regresar a Cuba continuó preparándose para poder revalidar su título, que le fue otorgado por la Universidad de La Habana en 1857, comenzando a ejercer oftalmología en Matanzas y la Habana. En 1859 volvió a Francia, para continuar ampliando sus estudios. En 1861, antes de regresar a su tierra natal estuvo brevemente en Perú y Trinidad, lugar de nacimiento de su madre y de su futura esposa. El incansable estudiante se estableció definitivamente en Cuba en 1864, a la edad de 31 años. El 16 de octubre de 1865, contrajo matrimonio en La Habana con Adela Shine, nacida en la isla antillana. El matrimonio tuvo tres hijos, Charles, George y Frank.
Inicios de la vida profesional
Al regresar a Cuba continuó preparándose para poder revalidar su título, que le fue otorgado por la Universidad de La Habana en 1857, comenzando a ejercer en Matanzas y la Habana. En 1859 volvió a Francia, para continuar estudiando medicina. En 1861, antes de regresar a su tierra natal estuvo brevemente en Perú y Trinidad (Antillas Menores). El incansable viajero y estudiante se estableció definitivamente en Cuba en 1864, a la edad de 31 años. El 16 de octubre de 1865, contrajo matrimonio en La Habana con Adela Shine, nacida en la mencionada isla antillana. El matrimonio tuvo tres hijos, Charles, George y Frank.
Primeras investigaciones de Finlay alejadas de la práctica médica privada
De las terribles epidemias que azotaron la América colonial, Viruela, Cólera y Fiebre Amarilla, Cuba no pudo escapar. La viruela había sido controlada gracias a la vacunación, el gran descubrimiento de Edward Jenner, pero el Cólera y la Fiebre Amarilla continuaban causando miles de muertes en todas las colonias americanas.
Fue durante la tercera epidemia de cólera que sufriera Cuba, entre 1867 a 1871, que el doctor Finlay, el joven médico cubano graduado solo 12 años antes en el Jefferson Medical College, y solo 10 de haber revalidado su título en La Habana, llegaría a las mismas conclusiones que John Snow en 1854 , cuyos trabajos y descubrimientos conocía. En los estudios que realizó en El Cerro, un barrio de La Habana, comprobó que la proporción de enfermos de cólera era significativamente mayor a los que enfermaban en otras localidades de la ciudad. Como Snow identificó la bomba de agua de Broad Street, causante del mayor número de contagios de cólera en Londres, él dedujo que la llamada «Zanja Real», como todavía se llamaba al primitivo acueducto de La Habana, era el conducto transportador de la enfermedad en la zona.
Los resultados de sus investigaciones fueron publicados en 1873 en la revista «Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana» bajo los títulos: «Explicación del cuadro de casos de cólera observados en el Cerro desde noviembre 11 de 1867 hasta enero 29 de 1868» y «Transmisión del cólera por aguas corrientes cargadas de principios específicos». A pesar de la indolencia del gobierno colonial, que consideraba sus afirmaciones como una crítica a su administración, Finlay afirmaba que la enfermedad pudiera ser erradicada de Cuba antes de que finalizara el siglo XIX.
Fiebre Amarilla, procedencia y arribo al Nuevo Mundo.
Aunque algunos autores estiman que la Fiebre Amarilla (FA) se encontraba presente en la América precolombina mucho antes de que llegaran los primeros conquistadores, la opinión generalizada es que arribó al continente americano procedente de África, en los navíos de los traficantes de esclavos que atracaban en las Antillas y en las colonias inglesas de América del Norte. Ahora, sin desestimar la importancia histórica de su procedencia consideramos más importante conocer la mortalidad que producía cada brote epidémico. Además de las miles de muertes ocasionadas entre las poblaciones aborígenes, otras miles se producirían en las filas de los ejércitos coloniales europeos, responsables de mantener el dominio de los territorios ocupados. En Cuba específicamente, durante la Guerra de los 10 Años, las bajas del ejército español causadas por la FA eran en ocasionalmente más numerosas que las producidas en combate. De igual forma los brotes epidémicos de la fiebre produjo otras miles de muerte en las colonias inglesas, y continúo matando indiscriminadamente en las regiones del sureste de los Estados Unidos y diezmando la mano de obra que construía el Canal de Panamá.
Las miles de muertes y los daños económicos que producía la letal enfermedad crearía la convergencia histórica que ratificaría la causa del contagio de la Fiebre Amarrilla. Decimos ratificaría, no descubriría.
Resumen sobre mortalidad, y otros daños causados por Fiebre Amarilla en Estados Unidos
Solo en 1878 la Fiebre Amarilla afectó a más de cien ciudades, y otros territorios, de los Estados Unidos,
principalmente en los Estados de Luisiana, Mississippi y Tennessee. El número de los afectados ascendió a más de 120,000, de los cuales perecieron unos 20,000; causando también al país enormes pérdidas económicas.
Ante la impotencia de los estados afectados de superar exitosamente a calamidad, el Congreso de los Estados Unidos estableció, el 3 de Marzo de 1879, una «Junta Nacional de Sanidad» , proporcionándole los recursos financieros, estimados necesarios, para el cumplimientos de su responsabilidad, aumentando posteriormente mayores recursos a las Juntas Sanitarias de los diferentes estados. El primer acuerdo importante de la Junta Nacional fue la organización de una Comisión que visitase las Antillas para el estudio del «Vómito Negro» (Fiebre Amarilla), previo acuerdo con las autoridades que regían las colonias españolas, específicamente Cuba. Al frente de estas comisiones irían Jorge M. Strnberg M. D. Cirujano del Ejército de los Estados Unidos, y el Dr. Juan Guitéras, médico cubano nacido en Matanzas y profesor de patología en la Universidad de Pensilvania 4.
Los principales objetivos de la comisión eran:
1 «Averiguar el estado sanitario de los principales puertos de la Isla que tienen comercio con los Estados Unidos, especialmente la Habana y Matanzas».
2 «Determinar las mejoras de que es susceptible dicho estado sanitario, y sobre todo las medidas que deben tomarse para impedir la introducción de la Fiebre Amarilla en las embarcaciones de dichos puertos».
3 «Acrecentar nuestros conocimientos de la Patología de la Fiebre Amarilla, es decir, de las alteraciones que opera dicha enfermedad en el cuerpo humano».
El resultado de esta comisión no sería muy diferente a las que les siguieron, solo podían concluir que los brotes epidémicos del «Vomito Negro» eran frecuentes, devastadores, y se ignoraba realmente la causa que lo producía.
Contexto histórico en que se produce el éxito de la cuarta Comisión Médica estadounidense enviada a Cuba en 1900
Finalizando el siglo XIX, España, desgasta económicamente por la prolongada guerra con los «mambises», (el ejército independentista cubano), propuso un estatus de autonomía, con representación en las cortes españolas, a los cubanos rebeldes. Esta propuesta fue rechazada por el nacionalismo predominante en el Ejercito Libertador, próximo ya a obtener un triunfo definitivo sobre el debilitado imperio colonial español.
La voladura del Maine, el acorazado estadounidense anclado en el puerto de La Habana con el propósito de proteger a los ciudadanos americanos establecidos en Cuba, fue la causa directa de la guerra hispano-estadounidense, comenzada el 25 de abril y finalizada el 12 de agosto de 1898. Al terminar la guerra Estados Unidos asumió el control de Cuba, nombrando al general Leonard Wood gobernador de la Isla.
Comisión investigadora de la Fiebre Amarilla
En 1899 el Dr. Walter Reed viaja por primera vez a La Habana para realizar un estudio sobre las enfermedades que pudieran existir en los campamentos del ejército norteamericano acantonados en la ciudad.
En 1900, la cuarta Comisión enviada a Cuba por el Departamento de Salud de los Estados Unidos, supeditada en esta ocasión al Departamento Médico Militar de los Estados Unidos, era comandada por el Dr. Reed. Asistiendo a Reed en la comisión se destacaban Jesse W. Lazear, Lewis Carroll y Arístides Agramonte, un bacteriólogo cubano nacido en Camagüey.
Investigaciones de Finlay sobre trasmisión de la Fiebre la Amarilla antes de la llegada de Reed a Cuba
Dieciocho años antes del arribo a Cuba de la Comisión comandada por el Dr. Walter Reed, el Dr. Finlay había señalado la causa del contagio y propagación de la Fiebre Amarilla. En 1881 expuso su teoría sobre el vector que producía el contagio pero, menospreciándola la ignoraron. En 1887 confirmó que el mosquito era el transmisor de los letales brotes epidémicos de Fiebre Amarilla y continuaron ignorándolo.
Investigaciones de la Comisión Norteamericana
Después de varios fracasos obtenidos en las primeras investigaciones comenzaron a revisar el trabajo de Finlay y sus afirmaciones, terminando por verificar en 1900, que el médico cubano tenía razón. No obstante, muchas razones debieron existir para atribuir a Reed el «descubrimiento» del transmisor de la Fiebre Amarilla.
Son innumerables las fuentes que acreditan a Finlay ese mérito y, a Reed, haberlo confirmardo.
Ante la realidad que tergiversó la verdad exponemos las evidencias, exentas de las interpretaciones erróneas, manipuladas por un sectarismo académico comprometido con hacer creer en Estados Unidos que a Reed correspondía el mérito de haber descubierto que el mosquito era el vector transmisor de la temible enfermedad, sin aclarar que su gran mérito era haber confirmado lo que desde hacía años Finlay afirmaba.
Dos citas que deben conocerse, y un sitio que debe visitarse
« …Pero el primero en anunciar claramente la teoría de la enfermedad relacionada con los mosquitos fue Carlos Finlay, de La Habana. A principios de la primavera de 1900, durante la ocupación de Cuba por Estados Unidos, una comisión nombrada por el Cirujano General Sternberg (uno de los estudiosos más enérgicos de la enfermedad) emprendió nuevas investigaciones. El Dr. Walter Reed, profesor de Bacteriología en la Escuela de Medicina del Ejército, fue nombrado a cargo; el Dr. Carroll, del Ejército de los Estados Unidos, el Dr. Agramonte, de La Habana, y el Dr. Jesse W. Lazear fueron los otros miembros. En el Hospital Johns Hopkins, estábamos profundamente interesados en el trabajo, ya que el Dr. Walter Reed era un alumno predilecto del profesor Welch, un gran amigo de todos nosotros. Y un visitante frecuente de nuestros laboratorios. El Dr. Jesse Lazear, quien había sido mi médico de cabecera, había trabajado con el Dr. Thayer y conmigo en el caso de la malaria, y dejó la dirección de mi laboratorio clínico para unirse a la comisión».
« …El descubrimiento de Reed ha permitido salvar más vidas anualmente que las que se perdieron en la Guerra de Cuba, y ahorra a los intereses comerciales del mundo una pérdida financiera anual mayor que el costo de la Guerra de Cuba».
″La Evolución de la Medicina Moderna″, capítulo VI, el auge de la medicina preventiva, saneamiento y tuberculosis, por el Dr. William Osler″
Nota de MR.
No citamos el comentario del Dr. Osler con el propósito de empañar la imagen histórica de este gran médico, considerados por muchos como «el padre de la medicina moderna», pero como antes hemos dicho, estamos en la obligación de exponer cualquier hecho que pudiera relacionarse con controversias existentes sobre un tema.
El Trabajo del Mayor Reed en la Habana
«…Varios años antes, el Dr. Carlos Finlay, de La Habana, había propuesto la teoría de que el mosquito transmitía la causa desconocida de la fiebre amarilla, pero no logró demostrar la veracidad de su teoría».
«Se ha dicho con acierto que los experimentos de Reed siempre serán modelos en los anales de la investigación científica, tanto por la exactitud con la que se adaptaron a los puntos a probar como por las precauciones tomadas para que ningún experimento se viciara por no excluir todas las posibles fuentes de error. El reconocimiento del trabajo de Reed fue inmediato en el mundo científico. Se le otorgaron títulos honorarios de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Michigan; sociedades eruditas y hombres distinguidos se deleitaron en honrarlo y, después de su muerte, el Congreso votó una pensión especial para su viuda».
Otras citas que deben conocerse, y otros sitios que deben visitarse
Afirmaciones de Finlay en » Etiología y Profilaxis de la Fiebre Amarilla publicada en 1887.
«…En los estudios que hasta ahora llevamos realizados, creemos, pues, haber demostrado:
1. Que el Micrococcus tetragenus febris flavaoe es la forma característica del microbio de la fiebre amarilla.
2. Que el mosquito es el agente natural conocido que transmite dicha enfermedad.
3. Que, según lo que hasta ahora tenemos comprobado en nuestros experimentos, es posible preservar los individuos no aclimatados, de que contraigan la fiebre amarilla grave mediante las inoculaciones con el mosquito.
Hasta ahí alcanzan hoy por hoy los conocimientos que se tienen respecto al origen, modo de transmisión profilaxis de la fiebre amarilla, pudiendo afirmar que en el transcurso de este último año se ha descubierto sobre tan importantes materias más que en todos los pasados tiempos, adquiriendo los únicos conocimientos de positivo valor que hasta ahora existen respecto de esa terrible endemia que azota con predilección a los europeos».
Etiología y Profilaxis de la Fiebre Amarilla, Estudio comparativo de los trabajos últimamente realizados sobre la materia».
Obra de los Dres. Finlay y Delgado Impresa en la La Habana en 1887. Imprenta, Papelería y Librería. Zulueta # 38,1887
Ejemplo de Modestia
«En las últimas semanas de Diciembre, la Comisión militar encargada por el Gobierno americano de estudiar la etiología de la fiebre amarilla, realizó una serie de experimentos notabilísimos que, completando mi teoría, han despertado el más vivo interés entre todos los que nos ocupamos de patología tropical.
Esos señores os dirán como, con precisión casi matemática, lograron demostrar, no solo que el Culex mosquito trasmite, indudablemente, la fiebre amarilla, sí que también que, cuando se excluye la intervención de ese agente trasmisor , la enfermedad parece ser intransmisible.
Si los señores que componen esa Comisión, los doctores Reed, Carroll y Agramonte, logran llevar a todos los ánimos
el convencimiento de que aquellos dos puntos que he mencionado quedan plenamente demostrados, su obra, a no dudarlo, constituirá en el dominio de la patología la hazaña más importante del siglo, y podrá asegurarse que, desde que aquel gran bienhechor de la humanidad, el inmortal Jenner, promulgó la realidad de su vacunación con la Cow-pox, no se ha producido otra que la iguale».
Primera Publicación
Habana : Impr. Teniente Rey 23, 1902. Copia literal del texto [pgs. 58-59] de la obra “El Dr. Carlos J. Finlay y su Teoría”, del Dr. Tomas V. Coronado
Reimpreso en «La Moderna Poesía», Obispo # 135 – Habana, 1902
El General Leonard Wood, doctor en medicina y entonces gobernador militar Cuba, expresó en su informe de gobierno: «…La confirmación de la doctrina del Dr. Finlay es el mayor paso dado en la ciencia médica tras el descubrimiento de la vacuna de Jenner, y este solo hecho basta para justificar la guerra contra España».
William Gorgas, el funcionario médico estadounidense que dirigió la campaña de saneamiento en Cuba, y posteriormente responsable de combatir la fiebre amarilla durante la construcción del Canal de Panamá, escribió a Finlay en 1910:
«…Si cuando fuimos a Cuba hubiéramos seguido sus instrucciones, hubiéramos obtenido en 1899 los mismos resultados que se alcanzaron después en 1901, y según creo, gracias a su trabajo y a su autodefensa de la teoría del mosquito, la Comisión americana, de la cual Reed era presidente, fue llevada a investigar la teoría del mosquito y sin su trabajo, en 1900, la Comisión americana nunca hubiera emprendido la investigación de la teoría del mosquito».
«Evocación al Dr. Carlos J. Finlay Barrés en el centenario de su fallecimiento» porVíctor Guillermo Ferreira Moreno, Departamento de Radiología de Hospital Pediátrico de Matanzas.
Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Cuba.
MATERIAL PROPORCIONADO POR EL REAL COLEGIO DE CIRUJANOS DE INGLATERRA. EL ORIGINAL PUEDE CONSULTARSE EN EL REAL COLEGIO DE CIRUJANOS DE INGLATERRA
Resumen
A pesar de que las afirmaciones de Finlay sobre el vector causante de la transmisión de la fiebre fueron ignoradas por muchos años, posteriormente su trabajo fue reconocido internacionalmente, recibiendo premios y honores de instituciones científicas de todo el mundo. Institutos, calles y muchos otros lugares llevan su nombre. Lamentablemente, las reiteradas nominaciones al premio Nobel de Fisiología y Medicina no prosperaron. «…en 1904 fue nominado por el Dr. Sir Ronald Ross, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool; en 1905 por el Dr. John W. Ross, de la Armada de los Estados Unidos, director de «Las Ánimas» (Hospital de Enfermedades Infecciosas de La Habana) durante la primera intervención estadounidense y, en 1907, por el Dr. Carl Sundberg, miembro del Comité del Premio. Para la versión de 1912, por el profesor Braut Paes Lewe, de la Facultad de Medicina de Río de Janeiro, y la Academia de Ciencias de La Habana, y para el mismo año fue propuesto junto con el Dr. Agramonte por el Dr. Laveran, quien repitió su propuesta para los premios en 1913, 1914 y 1915».
«Evocación al Dr. Carlos J. Finlay Barres en el centenario de su muerte».
Entre los muchos reconocimientos que lo honran fuera de Cuba se encuentran
• Orden Nacional de la Legión de Honor de Francia (grado de Oficial), en 1908.
• Premio Bréant de la Academia de Ciencias de Francia.
• Medalla Mary Kingsley del Instituto de Medicina Tropical de Liverpool, Reino Unido.
• Miembro honorario del Colegio de Médicos de Filadelfia, EE. UU.
• La UNESCO otorga en su honor el Premio de Microbiología Carlos J. Finlay.
• Su nombre aparece en la Winged Ox column, erigida en 1976 en la Universidad Thomas Jefferson.
• En Honduras, el parque dedicado al Dr. Finlay se encuentra en el barrio La Ronda de la ciudad de Tegucigalpa. Al interior del parque se ubica un busto con la inscripción: Finlay.[11] Una calle aledaña al parque se llama Calle Finlay.
• Sello filatélico Carlos J. Finlay (1949), emitido en Panamá.
• Una estatua conmemorativa del Dr. Finlay está localizada en frente de la Bahía de la Ciudad de Panamá
• En Buenos Aires, Argentina se ubica la Avenida Carlos J. Finlay, en su honor.
• Una calle lleva su nombre en París, Francia: Rue du Docteur-Finlay.
• En la Ciudad de México hay dos plazas con su nombre. En Mérida – Yucatán en el Parque de las Américas se erige un busto del Dr. Carlos Juan Finlay y Barrés
• En República Dominicana, en la ciudad de Montecristi existe un centro de salud privado que lleva el nombre del Dr. Carlos J. Finlay.
• Un planeta extrasolar (BD-17º63 b) descubierto en 2008 recibió el nombre Finlay en su honor.
El «Día Panamericano del Médico»
La conmemoración de este día fue propuesta por la Federación Médica Argentina durante el Congreso Panamericano de Medicina reunido en 1953 en Dallas, Texas, promovida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La fecha escogida para la celebración fue el 3 de diciembre de cada año con el propósito de recordar la importancia del descubrimiento del transmisor de la Fiebre Amarilla realizado por Carlos J. Finlay, y para honrar a la clase médica del continente americano.
«El día del Médico»
Se celebra el 3 de diciembre de cada año en Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, Paraguay y Uruguay. Es comprensible que en otros países de América rindan honor a los méritos de sus propios médicos, o a los eventos y creación de entidades relacionadas con el progreso de los cuidados de la salud en sus respectivos pueblos. Eso no les hace olvidar los méritos de Finlay, honrándolo en la mayoría de ellos de otras formas.
- Jefferson Medical College, Carlos J. Finlay
- Jefferson Digital Commons, Mes de la Ciencia Latina
- Britannica
- National Library of Medicine
- Evocación al Dr. Carlos J. Finlay
- Carlos J. Finlay y el Día Panamericano del Médico
- Carlos J. Finlay, médico cubano
- El Diario de Salud
- Salud Jalisco
- Addus Home Care, Carlos J Finlay
″La Evolución de la Medicina Moderna″, capítulo VI,
el auge de la medicina preventiva, saneamiento y tuberculosis,
por el Dr. William Osler.
«El Dr. Carlos J. Finlay, Apuntes Biográficos»
por el Dr. Juan Guiteras
«Dr. Carlos Finlay y su Teoría»
por Dr. Tomás V. Coronado
«Dr. Carlos J. Finlay, y su relación con el Día de la Medicina Americana»
por Jesús Roberto Colín Ortiz
«Fiebre Amarilla, Un tratado sobre la Peste y la Fiebre Amarilla»
por James Tytler , Compilador de la parte médica de la Enciclopedia Británica