Enfermería Medieval
Siglos después de la Etapa Doméstica de la enfermería aparecen en la temprana Edad Media ordenes militares masculinas que proporcionarían cuidados a enfermos y heridos, entre ellas, algunas de las más famosas fueron la de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio, Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén 1098, Caballeros Hospitalarios 1099, Caballeros Teutónicos 1190, y Hermanos de Alexianos 1300
A ellos seguirían órdenes religiosas compuestas por mujeres como la Orden de las Agustinas, considerada una de las más antiguas órdenes religiosas dedicada exclusivamente al cuidado de los enfermos, a los cuales dedicaban la mayor parte de su tiempo en las salas del hospital Hôtel-Dieu de París. Siendo responsables de la admisión y la atención a los pacientes, salían únicamente para visitar a otros enfermos en sus domicilios.
Dirigidas por la Mère Supérieure (Madre Superiora), las novicias de esta Orden debían pasar por tres etapas, como Filles Blanches, (hijas blancas) denominadas así por el color del velo y la toca que usaban, Filles en l’an de probación (hijas en el año de prueba), a la que como novicia le era asignada una hermana ya profesa (“Mère Spirituelle”) para guiarla y enseñarle sus conocimientos, adquiridos por medio de su práctica y experiencias. Después de haber cursado exitosamente su año de estudios, siendo aprobada por la Mère Spirituelle, pasaba a ser también una Hermana profesa (Soeur Professes) y, como tal, debía usar una capucha negra de lino o lana como las mujeres de provincias; pudiendo ser entonces responsable de una de sala del hospital Hôtel-Dieu de Paris, y derecho a enseñar y guiar a las nuevas novicias.
También las Hijas de la Caridad, fundada en 1633 en París, por San Vicente de Paúl con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, se destacó por los cuidados ofrecidos a los enfermos. Resulta oportuno señalar que, a principios de 1850 Florence Nightingale considerada la “Madre de la Enfermería Moderna”, inició su entrenamiento como enfermera en el Instituto de San Vicente de Paul de Alejandría, en Egipto; posteriormente prestaría sus servicios en la Maison de la Providence de las Hermanas de la Caridad de París.
No obstante, estos notables hitos históricos no favorecieron significativamente el desarrollo de la enfermería, las concepciones predominantes de la época que la consideraban más una ocupación vinculada a la actividad religiosa que a una formación intelectual, limitó su progreso científico. El convulso período ocasionado por la Reforma Religiosa y la Contrarreforma desmotivó la verdadera vocación y estimuló las prácticas ejercidas por personas no aptas para asistir y cuidar a los enfermos.
Todo comenzaría a cambiar con Florence Nightingale: «el Ruiseñor de Florencia».
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