Antes de que los homínidos evolucionaran, antes de que el hombre apareciera sobre la faz de la tierra existían las enfermedades, estaban esperándole. El instinto animal le permitió sobrevivir en el entorno hostil que le rodeaba y la evolución de su inteligencia a concebir el razonamiento que explicara su existencia. Con la explicación surgieron, acompañando sus temores, los poderes sobrenaturales que guiarían su destino, los  invisibles compañeros de viaje, que favorecerían, o no, su salud.

No o bstante, con el transcurrir del tiempo el hombre antiguo sorprende al hombre moderno mostrándole la efectividad de sus remedios y las terapias que componían sus prácticas médicas, a pesar de que ellas solo podían curar si sus respectivos dioses y demonios lo permitían.
El absoluto distanciamiento de la medicina primitiva de las antiguas concepciones mágico-religiosas sería lo que permitiría el inicio de su verdadero progreso que, aún retardado por las oscuras influencias místicas medievales, continuó su evolución hasta alcanzar las aulas de las actuales universidades