Primeros Hospitales y Escuelas de Medicina para mujeres en Estados Unidos

Fundados por aquellas que habiendo superado los prejuicios de una época lograron graduarse como médicos, pero a quienes se les negaba el derecho a ejercer en las instituciones donde sus colegas masculinos lo hacían. Por sus ingentes esfuerzos y tenacidad fueron creados el New York Infirmary for Indigent Women and Children, el New York Hospital College of Medicine for Women y el New England Hospital for Women and Children de Boston. Al hacer de estas formidables mujeres agregamos el de Florence Nightingale, epítome de la Enfermería Moderna.

 Elizabeth Blackwell
«En 1845, cuando decidí estudiar medicina, seis médicos eminentes de diferentes partes del país recibieron las cartas que les envié pidiéndoles consejos. Todos se unieron para disuadirme, diciendo que «era absolutamente imposible para una mujer obtener una educación médica, «que la idea, aunque buena en sí misma, era excéntrica y utópica, completamente impracticable». Fue solo después de una continua y larga búsqueda por todas las universidades del país que, finalmente, se encontró una dispuesta a concederme la admisión. Cuando ingresé en la universidad en 1847, las mujeres de la ciudad declararon que la empresa era una locura, o peor, declararon que morirían antes de contratar a una mujer como médico. En 1852, cuando me establecí en Nueva York, confronté la dificultad de encontrar una pensión donde pudiera colocarse simplemente el nombre de «médico»; las mujeres no residirían en una casa así marcada y expresaron el mayor asombro de que se permitiera en un establecimiento respetable. Presenté testimonios estadounidenses y extranjeros de calificación médica en uno de los dispensarios de la ciudad, solicitando admisión como médico asistente en el departamento de enfermedades de mujeres y niños; la solicitud fue rechazada. Pedí permiso para visitar las salas femeninas de uno de los hospitales de la ciudad; la solicitud fue puesta sobre la mesa sin ser considerada digna siquiera de atención. Frente a mí se encontraba un muro de antagonismo social y profesional que me dejaba sin apoyo, respeto y consejo profesional.
Ahora bien, estos pocos hechos tomados de la experiencia individual son buenas ilustraciones del sentimiento general de la sociedad y de la actitud de la profesión hacia las médicas en 1852».

«Pioneer Work in opening the medical profession to women»[§196].
«Trabajo pionero en la apertura de la profesión médica a las mujeres»[§196].

No obstante, en 1853, con la ayuda de algunos amigos, la Dra. Blackwell alquiló una pequeña habitación en un barrio pobre de la ciudad, cerca de Tompkin’s Square. Esos amigos, también ayudaron activamente a conseguir medicamentos y otros recursos, aunque menores, realmente necesarios. Este modesto dispensario, trasladado después a otra dirección, abría tres tardes por semana. «Durante los dos años siguientes–cuenta Elizabeth–, tuve la satisfacción de verlo bien recibido por los pobres y de ampliar el círculo de amigos».

En 1854 se aprobó la Ley de Incorporación que permitía que las médicas pudieran atender a los pobres y, gracias al apoyo de algunas conocidas personalidades que contribuyeron al esfuerzo de ese modesto comienzo, surgieron gradualmente las florecientes instituciones actuales del Hospital y Colegio de Mujeres de Nueva York.
Fue durante estos primeros años cuando, al no poder seguir pagando los gastos de una buena consulta, decidió comprar una casa. Un amigo le prestó el dinero necesario para hacerlo, cobrándole un interés razonable. Eligió una casa en una buena ubicación en la calle Quince. Esta transacción resultó ser una gran ayuda material, en muchos sentidos diferentes, que le permitió formar el centro de un hogar, tan necesario para realizar un trabajo eficiente». 
En 1856, su capacidad de trabajo se duplicó con la llegada de su hermana, la Dra. Emily Blackwell, quien se convirtió en socia y competente colaboradora, al igual que la Dra. María E. Zackrzewska que se unió a ellas ese mismo año, tan pronto como obtuvo su título de medicina. [§208]
Emily se había graduado con honores en Western Reserve College de Cleveland en 1854, y había continuado sus estudios en Europa, la Dra.  Zackrzewska estudió obstetricia en Berlín  y obtuvo su título de medicina en el Western Reserve College.

En 1857, con la ayuda de ambas, se dio otro paso adelante al alquilar una casa, la número 64 de Bleecker Street, que acondicionaron para un hospital en el que se pudieran recibir tanto pacientes como médicos auxiliares jóvenes. Esta institución, bajo el nombre de «The New York Infirmary for Women and Children», se inauguró formalmente el 12 de mayo de 1857 mediante una reunión pública en la que el reverendo Henry Ward Beecher, el doctor Elder de Filadelfia, y el reverendo doctor Tyng, hijo, manifestaron su caluroso apoyo. En esta institución, la doctora Zackrzewska aceptó el puesto de médico residente, y Emily la responsabilidad de la práctica quirúrgica.

Este primer intento de establecer un hospital dirigido exclusivamente por mujeres para mujeres suscitó mucha oposición. En esa época, aunque en algunos lugares se impartía instrucción universitaria a las estudiantes, no había ningún hospital disponible en ninguna parte para la instrucción práctica o el ejercicio de las habilidades de las médicas. Satisfacer la necesidad se había convertido en una cuestión de urgente importancia.
Afortunadamente, gracias al esfuerzo incansable de ellas, y a la activa ayuda de un destacado sector de la sociedad neoyorquina de ese momento, el proyecto del Hospital de Mujeres de Nueva York se realizaría.

Preparado por las Dras. Emily Y Elizabeth Blackwell.  Leído en una reunión celebrada en el New York Infirmary for Women and Children el 19 de Diciembre de 1863, y publicado posteriormente en New York, por Baptist & Taylor, Book and Job Printers.
«Sun Building», esquina de Fulton y Nassau St. en 1864.

«Comenzaremos este tema –expresa la Dra. Elizabeth Blackwell–con una simple declaración: no hay en todo el territorio de nuestro país una sola escuela de medicina donde las mujeres puedan obtener una buena educación médica. La estudiante recibe el honorable y responsable título de «Doctor en Medicina», sin haber tenido a su cargo a una sola persona enferma, ni haber asistido a un solo caso de obstetricia, sin siquiera darse cuenta de la inmensa diferencia entre leer la enfermedad en un libro y detectarla y tratarla bajo sus infinitos disfraces en la habitación del enfermo».
«Creemos que ha llegado el momento de formar una escuela de medicina realmente buena para mujeres. La organización del hospital, bajo el nombre de Hospital de Mujeres y Niños de Nueva York, ha estado preparando el camino para una escuela de este tipo durante casi diez años, y su funcionamiento ha sido observado por la profesión incluso más que por la comunidad».

Continúa explicando que el rasgo distintivo de una buena universidad para mujeres debe basarse en el criterio de que las estudiantes deberían recibir una educación completa, una sólida base de conocimientos que mantenga su compromiso con la profesión y les permita aprobar exámenes minuciosos. Esas son la mejoras que las mujeres necesitan y el público tiene derecho a exigir–termina diciendo.

La Facultad de Medicina Femenina del Hospital de Nueva York (New York Hospital College of Medicine for Women) abrió sus puertas en 1868, con quince estudiantes y un cuerpo docente de nueve miembros, entre ellos Elizabeth, como profesora de Higiene, y su hermana menor Emily, como profesora de Obstetricia y Enfermedades de la Mujer.